Después de varias semanas de trabajo a distancia y constante diálogo con expertos en distintos rubros del deporte (patrocinadores, mercadólogos, periodistas, abogados, vendedores, entre otros), coincidimos en que la pandemia nos lleva a evolucionar.
Hoy todos los involucrados en la industria, pequeños o grandes empresarios, con capitales limitados o trasnacionales, con miles de dólares disponibles para inversiones publicitarias o aquellos que solo se ajustan a la difusión orgánica y mientras no haya una vacuna contra el coronavirus, estamos prácticamente en el mismo campo de batalla: el digital.
Con seis meses por delante donde lo único garantizado es que no hay nada garantizado, los ajustes en los contratos publicitarios están a la orden del día y las posibilidades de que se cancelen son altas y con pérdidas aún incuantificables. No hay una fórmula que permita establecer el mejor camino a seguir para superar la pandemia en el mundo del deporte, por ahora la prioridad es el desarrollo de protocolos sanitarios con los que se pueda sobrellevar la nueva normalidad.
No podemos negar que ya queremos que el 2020 termine, pero tampoco debemos dejar de lado que tenemos una ventaja: antes, durante y después del Covid-19, el gusto por el deporte no cambia ni cambiará, solo se transformará mediante la búsqueda de nuevas propuestas, nuevos contenidos, nuevas atracciones y, como siempre, nuevas experiencias. Es como volver al principio donde todos, de alguna manera, tenemos las mismas oportunidades.