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Sin importar el número de victorias o las disciplinas que practican, hay tres casos emblemáticos de mujeres deportistas mexicanas que han posicionado su nombre e imagen entre el público (aficionado o no) que las reconoce y admira por su coraje, valentía, determinación e influencia como ídolos de personas de todas las edades.
Explotar su capacidad a nivel de cancha, ya sean profesionales o amateurs y de disciplinas olímpicas o no, ha hecho que la ex golfista Lorena Ochoa, ex estrella de la LPGA Tour y número uno del mundo, la clavadista Paola Espinosa y sus triunfos en Juegos Olímpicos y campeonatos mundiales o la raquetbolista Paola Longoria y sus récords en la LPRT Tour, desarrollen una marca personal a su propio ritmo.
Al combinarse su talento con el marketing a través del personal branding, no solo se mantienen en los primeros planos de su deporte, también en el top of mind del público, incluidos los miles de fans en las redes sociales.
El personal branding trae consigo reconocimiento y, por ende, interés de patrocinadores, quienes con distintas estrategias hacen de las figuras como Espinosa, Ocoha o Longoria, auténticas promotoras de marca o influencers de las mismas.
Un caso reciente y a propósito del Día Internacional de la Mujer, es el lanzamiento de la muñeca Barbie con la figura de la golfista Ochoa, que fue posible gracias a la percepción que se tiene de ella: una mujer exitosa en la disciplina que practicó profesionalmente, una carrera y vida personal alejada del escándalo y hoy icono del golf de paga.