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Si de negocio y deporte se trata el Super Bowl es el mejor ejemplo de lo que puede generar un partido durante unas horas que, elevado a su máxima potencia de la mano del marketing deportivo, es un auténtico espectáculo.
Este año el Super Tazón cumple su edición 53 con el partido entre Patriots y Rams, equipos se verán las caras comandados por el ya legendario patriota Tom Brady (41 años), ante un novato carnero Jared Goff (24 años).
El platillo luce por demás atractivo en la cancha, pues Brady llega con cinco anillos de campeón y toda la experiencia en este tipo de duelos frente a un novel Goff. Al final, todo puede pasar y aunque podría parecer que los logros pasados inclinan la balanza hacia Nueva Inglaterra, sus rivales de Los Ángeles podrían dar la sorpresa.
Este domingo, después de prácticamente dos semanas de bombardeo publicitario en torno al #SuperBowl en todo el mundo, el Mercedes Benz-Stadium de Atlanta, Georgia, con capacidad para 75 mil espectadores, recibe el gran juego a la espera de superar los 103.4 millones de televidentes que reportó la cadena en NBC el año pasado, cuando precisamente los Patriots cayeron 41-33 ante las Philadelphia Eagles.
Fanáticos o no del futbol americano, incluso sin conocer nada más allá que los nombres de los equipos que van a jugar el Super Bowl, este partido es ya una tradición anual que mueve millones de dólares en boletos, apuestas, patrocinios, transmisiones y publicidad en todo el mundo. Por unas horas, el futbol americano es mucho más que un mero deporte.
Como marca, el Súper Bowl tiene un valor estimado de 1.5 mil millones de dólares y cada año, con estrategias que se enfocan a la promoción de productos y servicios al menos dos semanas antes y especialmente el día del partido, los patrocinadores pagan miles y millones de dólares que saben que tendrán los reflectores encima.