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Y 72 años después, el Estadio Olímpico de la Ciudad de los Deportes, también conocido como Estadio Azulgrana o Azul, cerró este domingo 22 de abril del 2018 un ciclo con el mismo deporte que lo vio nacer: el futbol americano. La despedida fue con la final entre Mexicas Ciudad de México y Raptors del Estado de México en el Tazón México III de la Liga de Futbol Americano Profesional (LFA). El resultado fue lo de menos, finalmente, dijo adiós con un campeón.
De igual forma, apenas el sábado 21, el Cruz Azul, equipo de futbol que lo hizo su hogar desde el 10 de agosto de 1996 -con más penas que glorias- concluyó también un periodo icónico tras más de dos décadas sin títulos en ese inmueble; el rival en turno fue Monarcas Morelia, cuadro que precisamente debutó en el máximo circuito en este campo el 14 de julio de 1957 ante el América, el acérrimo rival de los celestes.
Como sede de 426 partidos de futbol de liga, el Azul se lleva con él miles y millones de historias de emoción, tristeza y hasta dolor de un equipo grande que, paradójicamete, nunca pudo demostrarlo allí; ahora regresa nada menos que al Estadio Azteca, donde justo la máquina cementera forjó sus años de gloria, esa que hoy lo tiene en un sitio privilegiado gracias a su leal afición.
El primer estadio en México hecho totalmente de concreto, en el que desde cualquier asiento se puede mirar todo el campo (gracias al diseño del ingeniero mexicano Modesto Rolland) que vio jugar a América, Necaxa y Atlante en distintas épocas, que recibió partidos de talla internacional y también el primer partido de la NFL fuera de Estados Unidos, cuando se enfrentaron los Santos de Nueva Orelans y las Águilas de Filadelfia en 1978, enfrenta el ocaso acosado por la gran urbe.
Originalmente nombrado como el Estadio Olímpico de la Ciudad de los Deportes, zona emblemática de la capital del país, el Azul se volvió parte del panorama, del mismo ambiente entre los vecinos y comerciantes pese a carecer de estacionamiento, pues ha sido un motor de la economía durante los juegos y demás eventos que pudo albergar. Si no, pregunten en las taquerías de los alrededores y a los cientos de vendedores que ha hecho su vida ahí.