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La Arena México puede ser considerada el primer ejemplo concreto del marketing deportivo de uno de los deportes-espectáculo más populares del país: la lucha libre.
Después del éxito y auge que vivía esta disciplina en los años 50, que se comprobó con el duelo de máscaras entre Santo y Black Shadow en la Arena Coliseo -la noche del 7 de noviembre de 1952- y que dejó más de 6 mil aficionados afuera del local, Salvador Lutteroth decidió hacer su mayor inversión: edificar el llamado coloso de la Colonia Doctores, la catedral de la lucha libre en el corazón de la Ciudad de México.
Su construcción duró un par de años y el 27 de abril de 1956 se encendieron sus luces para la lucha estelar que protagonizaron Blue Demon y Rolando Vera contra el Santo y el Médico Asesino, todos leyendas de época.
Y así como no fue extraño que la leyenda del Enmascarado de Plata fuera la responsable indirecta de su construcción, tampoco es el dato de que el Santo protagonizará la primera lucha de máscaras en la Arena México contra el tapatío El Gladiador (Luis Ramírez), quien fue el primero en quitarse la tapa el 21 de septiembre de 1956 en ese ring cuasi sagrado.
Pero la hoy catedral de lucha libre no solo ha sido testigo de llaves y contrallaves con figuras como el Santo, Blue Demon, Mil Máscaras, El Solitario, Gardenia Davis, Ring Fujinami, Antonio Inoky, André el Gigante, Chris Benoit, Chris Jericho, Eddie Guerrero, King Haku, Lyger, Great Sasuke, Hayabus…
También ha sido sede de peleas de box con Julio César Chávez, Rubén “Púas” Olivares, Raúl “Ratón” Macías, José “Huitlacoche” Medel o igual ha resonado al ritmo de Antonio Aguilar, Luis Miguel, Calle 13, Maldita Vecindad e infinidad de espectáculos más que van desde los los Harlem Globetrothers hasta el Circo Atayde, Holiday On Ice, el Circo Ruso de Moscú, y uno de sus mayores distintivos, ser sede olímpica en México 1968.