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Si de retos deportivos se trata, la Volvo Ocean Race es ejemplar. Es una competencia única para los amantes de la navegación, una regata que pone a prueba la capacidad física, mental, técnica y táctica de quienes participan, como auténtica odisea, en lo que ellos mismos llaman el “maratón oceánico” por excelencia.
Lejos están aquellos años en que el empresario mexicano Ramón Carlín hiciera historia al ganar la primera edición de la entonces denominada “Whitbread Round the World Race”, a bordo de su Sayula II en la edición 1973-74.
Como parte de una nueva era de esta prueba, el actual proyecto de la organización es un ejemplo de la evolución y adaptación del propio evento gracias al marketing deportivo, pues busca cautivar a más aficionados al llevarla a más ciudades, así como hacerla más rentable y atractiva para los patrocinadores.
El 14 de junio pasado, en su portal oficial, se dio a conocer que en vez de hacerla cada tres años, ahora sería cada dos.
“Uno de los resultados que esperamos obtener con estos cambios es que los patrocinadores se puedan comprometer con los equipos para dos regatas por un plazo de 3 ó 4 años, algo que no ha pasado casi nunca en el pasado, ya que el compromiso de realizar dos ediciones en 6 años era demasiado largo para la mayoría de las empresas.
“Todo esto le va a dar más continuidad a todas las partes implicadas, va a permitir más activación a los patrocinadores y provocar más ruido mediático entre regatas, ya que los equipos no tendrán que parar su actividad, además de lograr una mayor efectividad en los proyectos tanto en el plano deportivo como en el comercial”, explicó Mark Turner, CEO de la Volvo Ocean Race en la página oficial.