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Una mirada a las promesas deportivas

En la 40 edición del Abierto Juvenil Mexicano, el estadounidense Drew Baird, raqueta 192 de la ITF, se llevó el primer lugar al ritmo del mariachi

Tania Jiménez Narcia | @tanjnarcia
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   ¿Quiénes de los y las jugadoras del main draw del Abierto Juvenil Mexicano veremos en un futuro en el circuito profesional de tenis (WTA y ATP)?
   El tenis juvenil tiene presencia en la capital de México año con año con un evento de gran tradición y alta competencia. Este 2017 se vivió la 40 Edición del Abierto Juvenil Mexicano en las instalaciones del Club Deportivo Chapultepec del 13 al 19 de noviembre.
   Este torneo es uno de los principales a nivel mundial, incluso se dice que es el quinto Grand Slam Juvenil y una de las cunas más importantes para la detección y formación de jóvenes menores de 18 años con potencial.
   Tim Wilkinson, ex tenista profesional, estuvo en el torneo porque hoy tiene el «ojo de halcón» para identificar a quienes podrían ser acreedores a una beca deportiva mientras son estudiantes.
   Cuando hablamos de los deportes individuales, como lo es el tenis,  es prioritario destacar que la variable de la “individualidad” es  determinante, esto quiere decir que adquiere importancia analizar a cada sujeto para conocer por qué es posible que se alcancen altos niveles tenísticos.
   A modo de ejemplo: Roger Federer, Jack Sock, Alexander Zverev, Marin Cilic, Grigor Dimitrov, David Goffin, Dominic Thiem, Rafael Nadal, entre otros, son personalidades tenísticas que muestran aspectos fisiológicos, técnico-tácticos y por supuesto psicológicos muy diferentes entre ellos y que se manifiestan de manera única dentro y fuera de la cancha; y hoy los tuvieron a todos ellos en el Nitto ATP Finals.
   Por tales razones, una valoración con perspectiva amplia del sentido de la vida podría darnos elementos para pensar cómo cada uno de ellos afronta las competiciones y  sus posibilidades futuras.
   En el caso de las y los jugadores en el Abierto Juvenil Mexicano 2017 podemos analizar desde su discurso (a través de algunas declaraciones en prensa) cómo es que cada uno de ellos afrontaron el torneo y resolvieron la situación de manera muy diferente. Veamos:
   La raqueta femenil número del mundo, de tan solo 15 años, Whitney Osuigwe, dice: “perdí los últimos dos torneos, aún así estoy lidiando muy bien con la presión y ya tengo técnicas que me ayudan con ello”. De acuerdo con su comentario la pérdida de dos torneos anteriores le produce un estado de tensión/presión para lo que ha recurrido a cierta estrategia. Esto es significativo, pues habla de la existencia de un proceso de atención psicológica a una situación que no se resuelve únicamente de forma fisiológica o técnica-táctica. Supone, por ejemplo una reflexión en torno a la pérdida y lo que la misma produce en la jugadora. Y este proceso no es igual para todo deportista.
   Por su parte,  Alan Rubio afirma: “convertí la energía del partido en positiva para lograr quebrar y posteriormente mantuve mi saque para colocarme adelante”. Vemos aquí otro tipo de trabajo psicológico dentro del partido mismo y su posterior explicitación. En sus palabras, Rubio muestra un trabajo de reflexión respecto a un elemento que le resulta relevante: el autocontrol con “la energía del partido». Sobre esto mismo -el tiempo de la competición- dice Romary Cárdenas, que ha estado “preparándose también para poder reaccionar adecuadamente en los momentos difíciles en el torneo” y entonces cabe preguntarse: ¿por qué lo debió trabajar? ¿qué sucedía cuando no lo hacía? ¿cómo tomó la decisión de trabajarlo? y ¿de qué forma lo hizo?
   Finalmente, tenemos a Sebastian Korda quien explicó asuntos que tienen que ver con una evaluación de la trayectoria: “no me obsesiono mucho con el ranking, pero me da gusto estar entre los primeros 10. Me motiva a trabajar más”.
   Como vemos en las declaraciones anteriores, cada experiencia dependerá de cómo cada sujeto interpreta el evento y puede reaccionar con alto o bajo control, con una reinterpretación favorable o no ante ello.
   Como diría Francisco García Ucha, en este deporte: “los recursos técnicos son relativamente limitados por ello se exige un elevado grado de perfeccionamiento de los mismos con el propósito de utilizarlos en la táctica del juego”.
   Participar en este tipo de torneos internacionales pueden brindar a cada uno de las y los  jugadores experiencias que pueden contribuir a perfeccionar su práctica y  alcanzar un éxito deportivo, pero con el menor desgaste físico y emocional posible.
   Esto es, pueden ser escenarios de práctica para alcanzar un equilibrio sobre la tarea deportiva y sobre todo en sus emociones. Por ejemplo, a diferencia de otros deportes, en un partido de tenis el jugador o jugadora tiene la posibilidad y tiempo para pensar entre punto y punto y también tiene tiempo para ejecutar.
   Según Mateo Rodríguez Quijada, doctor en educación física y deportiva, “no se puede determinar que exista un perfil psicológico determinado según el cual se pueda predecir qué jóvenes deportistas tendrán éxito en el futuro” (Rodríguez, 2009). Y es verdad, no hay reglas, pero el análisis de los perfiles de cada deportista (incluida su dimensión psicológica) aporta elementos desde los cuales es posible identificar rasgos que sostengan o no una promesa deportiva en el futuro.
   Pasó el tiempo del Abierto Juvenil Mexicano que conquistó el estadounidense Drew Baird al superar 7-6 (4), 3-6 y 6-0 a su coequipero Sebastian Korda, mientras que Alexa Noel venció 6-2 y 6-4 a la raqueta número 1, Whitney Osuigwe. Ahora es fundamental analizar los partidos, hacerlo nunca será menor en la tarea de encontrar la zona más óptima de rendimiento deportivo que pueda posicionar a los prospectos en la final del próximo año en este torneo de tradición en tierras mexicanas.
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